La humildad: su mejor galardón
Por: AHMED AGUIRRE

Con todos los honores que le podía tributar su gente, fue recibido el beisbolista barranquillero Édgar Rentería a su llegada de Estados Unidos, donde en sólo cinco meses cosechó con los Marlins extraordinarios resultados. A tal punto que hoy los colombianos abrigamos firmes expectativas de que sea escogido Novato del Año. Hacía bastante rato -quizás desde la época en que Happy Lora se convirtió en campeón mundial- que en esta ciudad el pueblo no se volcaba al aeropuerto y calles para recibir como héroe a uno de sus deportistas.

Claro está, que como es ya costumbre, brillaron por su ausencia las autoridades gubernamentales, apáticas y desinteresadas en este tipo de manifestaciones no políticas.

Pero bien... llegó Rentería y su populoso Barrio Abajo se convirtió en un carnaval con los vecinos brindando Leona en mano por el triunfo de su ídolo color ébano.

Y aunque no será fácil la conquista del título de Novato del Año al cual está apuntando Rentería en Estados Unidos, lo que sí no debe dejar duda alguna es su designación como el Deportista del Año en Colombia.

Sus registros en el béisbol norteamericano, con su monumental promedio de 309 de bateo, sólo once errores en más de cien partidos, sus 16 bases robadas en 17 intentos y la cantidad de doble-plays que fabricó, amén de sus cinco jonrones, son tan significativos como ganar una Vuelta a Francia o conseguir un título mundial de boxeo.

Pero sin duda, el mejor galardón que puede ostentar en estos momentos este joven beisbolista es el de su extraordinaria humildad. Hombre de firmes convicciones, atento, amable y dispuesto a todos los requerimientos, virtudes que combina perfectamente con su buen humor para mamar gallo o contar chistes.

Positiva imagen cimentada entre el público. Y que ojalá sepa mantener con sencillez y humildad. Para que cada una de sus actuaciones en su futuro, que le auguramos será exitoso, sea seguida con el mismo entusiasmo con que se seguía hace más de 20 años, los triunfos de Kid Pambelé.

Entre tanto -como se dice en el argot beisbolero-, mientras dure la fiebre, seguiremos metidos en la Renteritis que por estos tiempos nos cobija y enorgullece a todos los colombianos.


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